Las emociones, en forma de energía han sido señaladas por los
estudios de neurociencia como el combustible que nos mantiene vivos.
Escribe Francisco Mora, en el libro Neuroeducación, que
la emoción es una energía codificada que permanece en ciertos circuitos del
cerebro. Estos circuitos los podemos encontrar alojados físicamente en el
cerebro límbico y el tronco del encéfalo. Al ser esto así, seguramente cuando
reímos por una secuencia humorística, queda un reflujo de energía que permanece
como un remanso emocional de felicidad en nuestra cabeza: cuando una idea va unida al humor, queda más tiempo en el
cerebro.
A través del humor los alumnos aprenden a ser felices y
adquieren una competencia que no aparece, ni acotada como contenido en ningún libro de texto,
ni regulada como estándar de aprendizaje, en ningún currículo
escolar.
Integrado en el aprendizaje, el humor es un vehículo
extraordinario que acerca al alumnado a los objetos de aprendizaje que se ponen
en juego y se convierte para los docentes en un recurso metodológico de primer
orden al erigirse como estrategia de aprendizaje transversal (afecta a
todas las disciplinas), global (se integra en la totalidad del
ser) e inclusiva (afecta a todos por igual y de la misma manera)
Por primera vez en educación, temas no
considerados en tiempos anteriores relevantes como la que podemos denominar
Pedagogía del Humor. Tradicionalmente, la enseñanza ha sido catalogada como “cosa
seria” y asumo que este matrimonio está sujeto a crítica dada la
complejidad de desligar aspectos culturales y científicos. En cualquier caso,
son muchos los apoyos que provienen de estudiosos del tema, todos ellos muy
serios, rigurosos y disciplinados.
El psicólogo Jesús Garanto, partiendo de sus investigaciones, estructuró
los beneficios del humor en el aula en tres vertientes; con respecto a los
profesores, con respecto al alumnado y con respecto al proceso de enseñanza y
aprendizaje. Proporcionándome otra gran certeza que sospechaba, en
educación la
energía emocional que proporciona el humor en el aula tiene importancia no
sólo para el que aprende, sino también para el que enseña.
Artículo interesante. El humor es primordial en cualquier ambiente . El humor nos relaja y ayuda a superar obstáculos del día a día. Coincido que el ambiente relajado y jocoso afecta positivamente tanto a profesores como alumnos. Así mismo creo que en infantil es más sencillo tener un ambiente distendido y que esté ambiente menos serio se va perdiendo según aumentamos el curso. Así mismo tal y como plantea el artículo creo este importante contenido debe ser implantado en el currículo en todos los niveles educativos.
ResponderEliminarUn artículo muy interesante. El humor es necesario, sobre todo en edades cortas. El humor el día a día de las clases ayuda a los niños a relajarse y estar en un ambiente distendido y calmado, lo que lleva al niño a tener seguridad y confianza. Es importante que el profesor, en ese caso, tenga el objetivo de enseñar de manera lúdica y con energía positiva. Los niños y niñas agradecen aprender con humor.
ResponderEliminarEste artículo me parece muy interesante y, pienso, que se debería de implementar en todas las aulas, no solo en Educación Infantil o en Educación Física.
ResponderEliminarCon el humor se llega mucho más lejos que con una disciplina autoritaria, se adquieren mucho mejor los contenidos y con esta actitud se va promoviendo un ambiente relajado y de confianza entre alumnos y profesor.
Es cierto que en las clases de E.F es mucho más sencillo poder llevar un ambiente más lúdico, ya que muchos de los ejercicios propuestos ya se presentan en forma de juego, lo que por sí mismo ya genera un buen humor.
Es labor de los profesor poder llegar a crear ese ambiente en cada una de sus clases, enseñar con humor y alegría, y sobretodo con la paciencia. Es tan importante el proceso de enseñanza como el de aprendizaje y es labor del profesor poder llegar a sus alumnos con actitud.